Pues así es, tras confirmarse que este año tampoco podré ir por vigésimo séptima vez consecutiva al Miami Winter Music Conference, ni a Ibiza, ni a Ámsterdam a ver a los DJs más importantes del mundo, mi buen amigo Carl Cox se ha pasado por Pekín.
El pasado viernes, puntualmente con 45 minutos de retraso, en el Coco-Banana (a exactamente dos minutos de casa), Carl se puso los cascos en su grácil cabeza, coloco sus estilizadas y suaves manos sobre los vinilos, y los acarició de tal forma que la sala entera enloqueció durante más de dos horas. La gente se apiñaba a dos metros de la cabina desafiando a los seis guardas de seguridad chinos (mezcla de Yao Ming y Bruce Lee, mucho miedo), que impasiblemente y tan sólo con la mirada controlaban a la masa mientras Carl sonreía tras sus gafas de profesor de historia.
Fue apoteósico, excepto porque yo estaba al lado de los altavoces y casi me quedo sordo. El único pero que yo le pondría es al layout (o maldita distribución en planta). Cómo se puede traer a un tío que cobra una pasta gansa, acostumbrado a llenar pabellones reconvertidos en discotecas; a pinchar en una sala en la que el espacio físico que quedaba después de quitar: los reservados, los sofás con sus mesitas y sus chinos, las mesas de cristal invisibles que tenían la altura justa para dejarte los riñones con la esquina, los camareros móviles que te llevan lo que les pidas a esas mesas (llegué a ver a uno llevando un entrecot a las dos de la mañana), las señoras que no paran de limpiar el suelo a cada minuto, aunque ¡YÁ! esté limpio (miden metro y medio todas y te dan codazos para que te apartes)… en fin, que quedaban no más de cuarenta metros cuadrados (así a ojo) para que los expatriados nos agolpásemos en frente de la cabina de Carl y levantásemos las manos y las agitásemos de esa forma tan chula (mano estirada completamente como si fuera un hacha que está partiendo bacalao congelado).
Simplemente comentar un pequeño detalle a mis amigos adoradores del tecno, Germán, Iñigo, Mármol y Miguel, la entrada, 10 eurazos.
Y nada más, que antes de que os marchéis todos de vacaciones, ¡¡¡FELIZ NAVIDAD DESDE PEKÍN!!!. Tratad de disfrutad con la familia y los amigos en estas fiestas tan entrañables y no os dejeis embobar por las luces tan chulas del Corte Ingles.
Yo por mi parte tampoco haré gran cosa. Echaré mucho de menos a la family, y esto va totalmente en serio, mamá, papá, hermanas (felicidades hermanita que el 28 ya haces 25 añines, no tengas miedo, son como los 24 pero mejor, ya verás), abuelas, tíos y primos, ya os echo de menos y por favor, controlad a Juanjo, que es capaz de pediros que me pongais tambien un plato a mí y luego comérselo él.
Como iba diciendo, la nochebuena la pasaré con los amigos de por aquí comiendo cordero que hemos encargado, y como por exigencias del visado tengo que salir del país, el día de Navidad he quedado con Emma en Bangkok (no se te olvide, a las 18:00 en el aeropuerto). Nos iremos dos días a una playa Tailandesa de esas de arena blanca y aguas cristalinas, y volveremos a Bangkok a buscar uvas para pasar fin de año (recordad, a pesar de todo, no tendré mazapanes, y eso es duro).
2 comentarios:
duro?? hay señor... Dios le da pan al que no tiene dientes.... :o ¿Pero JC tiene dientes? o al menos los tenía cuando se fue... Vaya mierda de refrán entonces!!
Hala, feliz navidad y que se te meta la arena blanca por el piiiiiiiiiiii.... :)
perro...
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