in the begining...

¡¡Hola a todos!! El objetivo de este blog no es otro que el de mantener informada a la familia,a los amigos y a todo aquel que le dé la gana leerlo, de mis aventuras y desventuras por Pekín (ya sabeis que suelo ser más de desventuras que de aventuras).
El segundo objetivo es que cuando vengais por aquí me ahorre decenas de mails tratando de explicaros las singularidades de está armoniosa ciudad.

Disclaimer:
1)El tiempo empleado para la lectura de este blog no podrá ser reembolsado bajo ninguna circustancia.

2)La información aquí contenida puede ser verídica, inventada o fifty-fifty.
3)Disfrútelo o súfralo bajo su entera responsabilidad.


domingo, 6 de enero de 2008

4. Por Reyes, unos alicates.

Antes de nada, ¡¡¡¡ FELIZ 2008 !!!!. Espero que las navidades hayan sido felices para todos y que los Reyes hayan sido buenos. Yo por mi parte, este año será el primero en el que cumpla todos los propósitos del año nuevo, simplemente no he hecho ninguno y así me quito la presión de todos los años, aún recuerdo el estrés por intentar acabar la colección entera de muñequitas de porcelana, no puedo volver a pasar por eso.

Pues que este post, en teoría debería ser la primera parte del viaje a Tailandia, pero debido a los últimos acontecimientos me he visto obligado a retrasar su publicación. Además sé de algunas persona a las que después de unas navidades de frío y estudio no les viene nada bien ver ciertas fotos.

Resulta que lo de hoy enlaza con mi primera experiencia non grata en China, algunos ya la conocéis. Ocurrió cuando estando en casa de los antiguos becarios (estaban de vacaciones y nos dejaron sus casas) los primeros días, un lunes a las seis y media de la mañana, la llave de la puerta de entrada se quedó atascada en la cerradura. Después de que uno de los del “managment” del edificio me diera como única opción ¡¡¡CAMBIAR LA PUERTA!!!, y que Bea (mi compañera china de trabajo que vivía en el piso de enfrente) me dijera que si llamas a un cerrajero y no está el casero presente hay que avisar a la policía (¡glup!, en dos días que llevaba en China no me apetecía conocerlos todavía), decidí que iba a poner en marcha mis dotes de cerrajero (una vez puse un cerrojo en un baño).
Empecé a desmontar la cerradura, y después de sacar bastantes tornillos y muelles llegué a un punto de no retorno, sabía que si tocaba una sola pieza móvil más no sería capaz de devolver todo a su sitio (recordé que de pequeño me solía pasar con los legos).Resignado, monté todo de nuevo y descubrí que en la fábrica habían puesto un muelle de más en la cerradura, porque la verdad es que a mí me sobró y la cerradura funcionaba igual (la de dinero que se ahorrarían si lo supieran). Cuando ya estaba resignado a esperar durante doce horas sentado en la puerta (por la noche llegaba uno de los legítimos ocupantes del piso y esperaba que sabría qué hacer), por casualidad, moví el manillar hacia arriba y como por arte de magia un mecanismo hizo saltar el cerrojo y liberó la llave, apoteósico.

Pues bien, hoy día de Reyes, me dispongo a salir por la puerta de casa a recoger unas camisas en la tintorería (sí, ya estoy currando en la oficina y para levantar España no puedo por menos que llevar traje y corbata). Inciso, me han cobrado 0,8 euros por camisa, y he llevado seis es decir casi 5 euros. Resulta que eso es lo que cuesta que venga la hayi una vez por semana a casa 3 horas, planche, limpie y algunas hasta te hacen la comida. Como veis, la solución está clara, necesito una hayi.

A lo que iba, según estoy echando la llave por fuera, se ha partido en mitad de la vuelta y se ha quedado dentro de la cerradura sin posibilidad de salir. Blanco, me he quedado blanco. Cuando he recuperado el moreno que se me ha puesto en las playas de Tailandia he llegado a la conclusión de que tenía dos opciones:

1- Llamar a la agente inmobiliaria (Jesse, una maravilla de profesionalidad y encima habla inglés), que llame al casero, que llame al cerrajero, que venga y abra. Y luego le tengo que explicar porque la mesa de Ikea de dos metros y las sillas no están en casa (están en otro piso donde hicimos la cena de Nochebuena y todavía no he ido a por ellas).

2- He optado por ésta: He ido a una tienda con pinta de vender herramientas. Como no sabía decir alicates y la mímica después de diez minutos se ha revelado como totalmente inútil (¡¡que poca imaginación le echan a las cosas!!), he llamado a Cristina (vecina y compañera de beca) y le he pedido que buscara alicates en el diccionario. Con la primera traducción no ha habido suerte pero con la segunda me ha enseñado los ansiados y a la postre salvadores alicates. Me ha cobrado 3 euros, probablemente tres veces más de lo que valen, pero aquí a la hora de regatear huelen la desesperación.
He vuelto a casa, no sin antes pasar a por las camisas y ¡voila!, he abierto la puerta. Gracias a mi habilidad para ponerme siempre en la peor de las situaciones, había dejado hace tiempo una copia de las llaves en casa de Cristina, y así he podido recuperar mi vida normal. La verdad es que al final los alicates han sido mi mejor regalo de reyes.

Un abrazo a todos y disfrutad de los regalitos, sobre todo de ese maravillo roscón de reyes con la family.